CAMPANAZOS

domingo, 22 de julio de 2012

LA CAZA EXTINGUE LOS ELEFANTES



Ningún animal terrestre tiene una gestación tan larga como la del elefante. Nada menos que 22 meses permanecen en el vientre de la madre, por lo que no sorprende que nazcan con un metro de altura y pesando unos cien kilos. Si los cazadores furtivos se lo permiten, puede llegar a cumplir los 80 años. Algo improbable hoy en día, teniendo en cuenta que la alta demanda de marfil en Asia ha convertido a estos mamíferos en una presa muy codiciada. Tanto la población del elefante africano como del asiático ha descendido de manera alarmante en los últimos 60 años.

Hubo una época en la que entre tres y cinco millones de elefantes poblaban buena parte del continente africano, extendiéndose desde la costa mediterránea hasta el extremo sur. Corrían los años 30 y 40 del siglo XX. Pero el comercio ilegal de piezas procedentes de este animal, sobre todo del marfil, ha sido la principal causa que ha hecho que en la actualidad, sólo queden entre 470.000 y 690.000 ejemplares, según el último censo oficial que ha llevado a cabo el grupo de especialistas de elefante africano de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

En África hay dos subespecies de elefante, el de bosque y el de sabana. Este último se distribuye en la parte oriental y meridional de África. La mayor parte de los ejemplares se encuentran en Botsuana, Tanzania, Zimbabue, Kenya, Zambia y Sudáfrica, donde se estima que hay 300.000 ejemplares. De ellos, de 133.000 se concentran en Botsuana, el país en el que el Rey se encontraba realizando un safari el pasado mes de abril cuando se rompió la cadera, se permite su caza y cierto tipo de comercio con limitaciones. Lo mismo ocurre en Namibia, Sudáfrica y Zimbabue. En estos cuatro países, el elefante se encuentra en el apéndice II de Cites, el Convenio sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y florasilvestres.

En el resto del continente su situación es más grave, por lo que está catalogado en el anexo I del citado convenio.

A los machos les crecen los colmillos a los dos años, y alcanzan la madurez hacia los 15 años. Los ejemplares adultos alcanzan varias toneladas de peso y pueden llegar a medir tres metros de altura. Sólo su cerebro pesa llega a pesar los 5 kilos.


Safaris de caza

La caza de elefantes atrae cada año a un buen número de cazadores aficionados, que no dudan en pagar miles de euros por participar en uno de estos safaris africanos. El precio varía mucho según el organizador del safari, y depende también de las piezas que se vayan a abatir y de su tamaño. En general, cazar un elefante supera los 20.000 euros, por lo que este tipo de actividades suponen una fuente de ingresos para las maltrechas economías de estas economías.

Algunos gobiernos y organizaciones conservacionistas han puesto en marcha proyectos para proteger al elefante, el mayor animal terrestre. La década de los 80 fue la más sangrienta para el elefante africano, que sufrió la caza indiscriminada por parte de furtivos. Se calcula que hasta 100.000 elefantes eran abatidos cada año, lo que provocó que en algunas regiones se perdiera el 80% de las manadas.

Juan Carlos del Olmo, secretario general de WWF España, afirma que, en general, la situación tanto del elefante africano como la del asiático es muy grave debido a la pérdida de su hábitat, a la caza furtiva y al comercio de marfil. Y no sólo el elefante. "También la caza de tigres está repuntando de forma extraordinaria sobre todo por la demanda asiática", afirma en conversación telefónica. Algunos programas puestos en marcha han conseguido que la población de elefantes repunte en ciertas zonas, como en Botsuana donde, según Del Olmo, la situación en la actualidad "está razonablemente bien". Se calcula que en Botsuana hay unos 133.000 elefantes Sin embargo, advierte que "si no actuamos muy rápido vamos a ver como la población del centro de África y sobre todo de Asia puede desaparecer".


El elefante asiático

El declive del elefante asiático sigue imparable. Los conservacionistas calculan que en los últimos 60-75 años, su población se ha reducido a la mitad. De los 100.000 ejemplares que se calcula que había a principios de siglo XX se ha pasado a una cifra que oscila entre los 25.600 y 32.750 elefantes en la naturaleza. Además, sus poblaciones están muy fragmentadas lo que disminuye las posibilidades de que sobrevivan. Se trata de una única especie con varias subespecies.

El elefante asiático llegó a extenderse por una amplia zona, que abarcaba desde las actuales Irak y Siria hasta China. Sin embargo, ahora sólo quedan ejemplares en la zona comprendida entre la India y Vietnam, a los que se suma una pequeña población en la provincia china de Yunnan.

En Asia la reconversión de áreas forestales con fines agrícolas ha sido una fuente de conflictos entre el hombre y el elefante. De hecho, se calcula que cada año hasta 300 personas mueren en la India a causa de los elefantes salvajes.

A diferencia del africano, el elefante asiático se domesticó hace siglos y es habitual que en la India ayuden al hombre en los trabajos agrícolas. La tarea de domesticar a un elefante comienza desde que son muy pequeños. Es frecuente que la misma persona que trabaja con él durante sus primeros años de vida se convierta en su cuidador (una figura conocida como 'mahaut'), encargado de bañarle y darle de comer, y con el que establece una relación de afecto.
Fuente:El Mundo.es

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