Una nueva generación de redes sociales
La abundancia de la oferta podría llevar a la desaparición de muchas y al nacimiento de otras especializadas.
El enorme éxito logrado por Facebook ha generado un frenesí de redes sociales en internet que ha llevado hasta la saturación las opciones del usuario para compartir contenidos y entrar en contacto con otras personas en el ciberespacio.
Hoy en día es casi tan frecuente tener un correo electrónico como un perfil en Facebook, y Twitter se ha convertido en un fenómeno global tras demostrar su utilidad en situaciones de crisis. Pero estos dos referentes son solamente la punta del iceberg.
En una segunda línea están la generalista Google+ o las redes temáticas como LinkedIn, MySpace, Flickr, Hi5 o Foursquare, así como las que triunfan por países, como Orkut (Brasil), Tuenti (España), Vkontakte (Rusia), Qzone (China) o iBibo (India), por citar algunos ejemplos.
“Definitivamente hay un límite”, aseguró el fundador del portal Social Media Explorer, Jason Falls, un conocido gurú estadounidense de las redes sociales y coautor del libro de mercadotecnia No Bullshit Social Media.
“Habitualmente, los usuarios pueden alimentar y mantener entre una y tres redes sociales, pero realmente son activos a diario en una o dos. Más allá de eso, se puede añadir alguna centrada en algún tipo de entretenimiento. Pero me sorprendería si una persona normal pudiera manejar más de dos o tres y que su uso le aporte algo”, dijo Falls.
La abundancia de la oferta llevará en el futuro, según este analista, a la probable reducción del número de redes sociales generalistas y a la aparición de otras orientadas a nichos de mercado muy concretos, que sean de mucha utilidad para su público objetivo.
En esa misma línea, Falls pronosticó el crecimiento de las redes para personas que viven en el mismo entorno. “Creo que las redes sociales locales tienen un tremendo lado positivo. La gente está más satisfecha con las relaciones reales que con las virtuales, por lo que las redes sociales locales ayudarán a llenar ese vacío”, indicó.
Uno de los últimos jugadores en ponerse de moda en el coctel social de internet fue Pinterest, un portal californiano lanzado en 2010 pero que ha ganado popularidad en los últimos meses, al punto de derivar más tráfico a páginas web que Google+ o Twitter.
Pinterest es una plataforma visual que le permite al usuario crear colecciones de imágenes vinculadas con contenidos existentes en internet y compartirlas.
“Han logrado conectar con los consumidores a un nivel emocional, aunque creo que es probable que el interés de los usuarios decaiga en algún momento en el futuro. Está bien, pero son sólo fotos bonitas con poca utilidad”, comentó Falls.
Según datos de Double Click Ad Planner, Pinterest se ha popularizado en EE.UU., principalmente entre las mujeres y las empresas, y entre éstas los medios de comunicación, que han encontrado una nueva forma de llamar la atención de los usuarios de las redes sociales y de los posibles consumidores recurriendo a reclamos visualmente atractivos.
“¿Hará (Pinterest) más adaptables a las marcas? ¿Incrementará sus ingresos? ¿Arruinará eso la experiencia (de uso) para la gente? Será interesante ver qué camino toman”, comentó Falls.
Pinterest, que declinó hacer comentarios, pasó de tener 600.000 visitantes en julio de 2011 a 17,8 millones en febrero, según datos de comScore, y esta semana su cofundador Paul Sciarra anunció que abandonaba sus funciones ejecutivas.
Las dudas sobre la capacidad de las redes sociales para convertirse en un negocio rentable sin atentar contra la privacidad de los usuarios o terminar ahuyentándolos son parte de los problemas de esas plataformas desde sus inicios, por eso han recurrido a anuncios incrustados en sus páginas o a la distribución de mensajes promocionados como respuesta.
Facebook dará un paso más allá en la búsqueda de financiación: está previsto que en mayo, según los expertos, debute en el mercado de valores tecnológicos Nasdaq, donde su red mundial con 850 millones de usuarios podría permitirle recaudar hasta US$10.000 millones.
Fuente: El Espectador.
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