Tres de los grandes fabricantes de bebidas energéticas de Estados Unidos
están siendo investigados por las autoridades de Nueva York para determinar
si esas empresas engañan a los consumidores sobre los
ingredientes de sus productos, como la cantidad de cafeína que contienen o los
riesgos que suponen para la salud.
Así lo confirmaron fuentes cercanas a la investigación, que precisaron que
las empresas afectadas son PepsiCo, fabricante del popular 'AMP', Monster
Beverage, responsable de la bebida del mismo nombre, y Living Essentials, detrás
de '5-hour Energy'.
La oficina del fiscal general de Nueva York, Eric Scheneiderman, envió el mes
pasado citaciones judiciales a cada una de las firmas investigadas en las que
solicita información sobre sus políticas de mercadotecnia. De momento, los
portavoces de PepsiCo, Monster y Living Essentials han declinado hacer
comentarios.
La investigación busca averiguar si los fabricantes de bebidas energéticas
engañan a los consumidores en la información sobre los ingredientes que
incluyen en el etiquetado de sus productos. Se trata de examinar si
algunos de los aditivos, como extractos de té negro y de guaraná, pueden
contener cafeína adicional que no se refleja en las etiquetas de los
productos.
Los fabricantes de estas bebidas, que a menudo son endulzadas con diferentes
sabores de frutas como la uva, dicen que aumentan la energía con una mezcla de
aditivos que incluyen vitaminas B, taurina y ginseng. La página web de AMP, por
ejemplo, dice que las vitaminas B y la cafeína de sus productos ofrecen "el
impulso que necesita para hacer frente a la reunión de mañana". En su página
web, el '5-Hour Energy' dice que le da "horas de energía" sin ningún "accidente
después".
Las bebidas energéticas son uno de los productos de más rápido crecimiento
del sector de las bebidas, con un aumento de las ventas del 16%
el año pasado hasta los 8.900 millones de dólares, según datos recogidos por el
periódico The Wall Street Journal.
La industria de los refrescos en EEUU factura 74.000 millones de
dólares al año pero está perdiendo volumen desde 2005, a favor de otras
alternativas como el agua embotellada, que representó en 2010 el 11% en el
consumo total de bebidas.
La investigación coincide en el tiempo con una nueva cruzada de Nueva York
contra las bebidas azucaradas impulsada por el alcalde, Michael Bloomberg, quien
busca reducir su consumo prohibiendo su venta en restaurantes, cines, estadios y
carritos callejeros.
Bloomberg anunció en junio pasado que planea una ley que prohibiría
la venta de bebidas refrescantes de gran tamaño y otras con alto contenido en
azúcares en los restaurantes, cines y carritos callejeros para luchar
contra la obesidad en la ciudad.
El alcalde ha hecho de la salud pública una de sus prioridades y ya ha
aprobado legislaciones restrictivas con prohibiciones como la de incluir las
denominadas grasas 'trans' que aumentan el colesterol y se consideran altamente
perjudiciales para la salud.
También ha obligado a las cadenas de restaurantes a incluir el número de
calorías de los alimentos al lado del precio o la prohibición de fumar en
restaurantes y parques públicos, piscinas, playas y lugares históricos de Nueva
York.
Fuente:El Mundo.es
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