Llorar desconsoladamente o tener una repentina explosión de rabia en el lugar de trabajo, nunca ha sido muy bien visto. De hecho, es frecuente que se piense que actitudes como ésas son poco profesionales y vergonzosas. Pero, ¿es posible manejarlas?
Anne Kreamer intentó responder a esa pregunta tras vivir una experiencia poco grata cuando era vicepresidenta de Nickelodeon. Después de cerrar exitosamente un acuerdo de US$ 25 millones con Sony, la ejecutiva recibió una inesperada llamada de Summer Redstone, presidente y dueño mayoritario de Viacom, la compañía matriz del canal infantil. Obviamente pensó que su jefe iba a felicitarla, pero en lugar de ello le gritó por teléfono durante 90 segundos. Al colgar, Kreamer rompió en llanto.
"(La mía) fue una respuesta completamente natural a las circunstancias. Sabía que el señor Redstone había tenido un comportamiento inadecuado", cuenta en su libro "It's Always Personal", en el que habla sobre las emociones en la oficina. El texto fue el resultado de dos años de investigaciones, durante los cuales recorrió su país (Estados Unidos) para hablar con docenas de científicos y otros expertos, y más de 200 ciudadanos comunes y corrientes acerca de sus sentimientos en el trabajo. E hizo varios hallazgos inesperados.
"Descubrí tres cosas que son fascinantes", dijo la autora en una entrevista. "La primera es que el 88% de los americanos sienten que expresar más emociones en el trabajo sería algo bueno. En segundo lugar, que las personas que dijeron llorar en el trabajo no necesariamente eran infelices y llorar sencillamente era algo que hacían de vez en cuando. Y, finalmente, personas de todos los niveles de gestión -desde los más altos hasta los más bajos cargos- dijeron que han llorado en el trabajo. Así que llorar no es un obstáculo para el éxito", señaló.
El estudio de Kreamer sugiere que las mujeres lloran mucho más que los hombres. "Un 41% de las encuestadas dijo que habían llorado en el trabajo, en contraste con un 9% de los hombres. Quizás los hombres estaban mintiendo, pero otras evidencias sugieren que es biológico. Las mujeres fabrican más prolactina, la hormona que se cree nos hace llorar, y cuando nosotras lloramos producimos un mayor volumen de lágrimas", explicó.
En su libro, que fue publicado en 2011, la mujer también afirma que en la oficina es posible clasificar a los trabajadores en cuatro tipos de acuerdo a su personalidad. Así, están los ultrasensibles, "que hablan más de lo que escuchan, llevan sus emociones a flor de piel y son más tolerantes de ellas en otros, y son más ansiosos", describe Kreamer. En el otro extremo están los creyentes, que "escuchan más que lo que hablan, encuentran un real significado en trabajar para organizaciones y se consideran a sí mismos felices".
También es posible encontrar a los aceptadores, quienes esconden sus emociones y se orientan a los detalles. Y, finalmente, están aquellos que solucionan los problemas, quienes generalmente tienen cargos de liderazgo, tienden a sentirse en control y trabajan bien bajo presión. "Pero ellos pueden ser rígidos y piensan que tienen la respuesta correcta", añade la autora.
Kreamer llegó a esta clasificación después de encuestar a 818 mujeres y 421 hombres trabajadores en todo Estados Unidos. La encuesta está disponible en su sitio web y puedes contestarla (está en inglés) para saber en qué grupo encajas.
La autora destaca que cada grupo incluye a personas exitosas, ninguna categoría es desproporcionadamente masculina o femenina, los niveles de ingreso son similares entre los grupos y ser miembro de una categoría u otra no necesariamente predice el éxito en el trabajo o la felicidad. "En el mundo real hay flujos y las personas reales son individuos, con personalidades y situaciones de trabajo complicadas. Sin embargo, los resultados que obtengas pueden ayudarte a descubrir qué tipo de circunstancias o personas son más desafiantes para ti", explica Kreamer.
Rabia, miedo, ansiedad
Según Anne Kreamer, intentar controlar las emociones en el trabajo hace perder mucho tiempo. Por esta razón, en su libro propone a los trabajadores seguir un poderoso consejo de Mary Prefontaine, presidenta y directora ejecutiva de ICAN (una compañía estadounidense que entrena a personas para ser líderes). La recomendación es que los empleados elaboren un "diario emocional" para documentar lo que sienten a lo largo del día y, posteriormente, utilizar los siguientes tips para manejar la rabia, el miedo y la ansiedad.
Rabia
- Cambia la perspectiva e imagínate que tu oponente tiene dos años de edad.
- Comparte tu rabia en un lugar que sea privado.
- Si accidentalmente explotas sobre alguien, ofrécele una disculpa genuina. Si te dice que se siente enojado, no te defiendas o justifiques. Sólo escúchalo/la y recibe sus palabras.
- Respira profundamente.
- Imagina lo que la otra persona está sintiendo.
- Nombra las emociones que sientes.
- Sigue adelante.
Miedo- Desarrolla una fuerte conciencia de lo que está ocurriendo a tu alrededor.
- Pide ayuda a los otros.
- Realiza una actividad personal que te ayude a sentirte mejor (por ejemplo, trabaja la confianza en ti mismo).
Ansiedad
- Medita.
- Da un paseo.
- Huele las rosas u observa algún objeto que te haga feliz.
- Pregúntate a ti mismo: "¿Qué es lo peor que puede ocurrir?".
- Redirecciona tu ansiedad hacia una acción concreta.
Anne Kreamer intentó responder a esa pregunta tras vivir una experiencia poco grata cuando era vicepresidenta de Nickelodeon. Después de cerrar exitosamente un acuerdo de US$ 25 millones con Sony, la ejecutiva recibió una inesperada llamada de Summer Redstone, presidente y dueño mayoritario de Viacom, la compañía matriz del canal infantil. Obviamente pensó que su jefe iba a felicitarla, pero en lugar de ello le gritó por teléfono durante 90 segundos. Al colgar, Kreamer rompió en llanto.
"(La mía) fue una respuesta completamente natural a las circunstancias. Sabía que el señor Redstone había tenido un comportamiento inadecuado", cuenta en su libro "It's Always Personal", en el que habla sobre las emociones en la oficina. El texto fue el resultado de dos años de investigaciones, durante los cuales recorrió su país (Estados Unidos) para hablar con docenas de científicos y otros expertos, y más de 200 ciudadanos comunes y corrientes acerca de sus sentimientos en el trabajo. E hizo varios hallazgos inesperados.
"Descubrí tres cosas que son fascinantes", dijo la autora en una entrevista. "La primera es que el 88% de los americanos sienten que expresar más emociones en el trabajo sería algo bueno. En segundo lugar, que las personas que dijeron llorar en el trabajo no necesariamente eran infelices y llorar sencillamente era algo que hacían de vez en cuando. Y, finalmente, personas de todos los niveles de gestión -desde los más altos hasta los más bajos cargos- dijeron que han llorado en el trabajo. Así que llorar no es un obstáculo para el éxito", señaló.
El estudio de Kreamer sugiere que las mujeres lloran mucho más que los hombres. "Un 41% de las encuestadas dijo que habían llorado en el trabajo, en contraste con un 9% de los hombres. Quizás los hombres estaban mintiendo, pero otras evidencias sugieren que es biológico. Las mujeres fabrican más prolactina, la hormona que se cree nos hace llorar, y cuando nosotras lloramos producimos un mayor volumen de lágrimas", explicó.
En su libro, que fue publicado en 2011, la mujer también afirma que en la oficina es posible clasificar a los trabajadores en cuatro tipos de acuerdo a su personalidad. Así, están los ultrasensibles, "que hablan más de lo que escuchan, llevan sus emociones a flor de piel y son más tolerantes de ellas en otros, y son más ansiosos", describe Kreamer. En el otro extremo están los creyentes, que "escuchan más que lo que hablan, encuentran un real significado en trabajar para organizaciones y se consideran a sí mismos felices".
También es posible encontrar a los aceptadores, quienes esconden sus emociones y se orientan a los detalles. Y, finalmente, están aquellos que solucionan los problemas, quienes generalmente tienen cargos de liderazgo, tienden a sentirse en control y trabajan bien bajo presión. "Pero ellos pueden ser rígidos y piensan que tienen la respuesta correcta", añade la autora.
Kreamer llegó a esta clasificación después de encuestar a 818 mujeres y 421 hombres trabajadores en todo Estados Unidos. La encuesta está disponible en su sitio web y puedes contestarla (está en inglés) para saber en qué grupo encajas.
La autora destaca que cada grupo incluye a personas exitosas, ninguna categoría es desproporcionadamente masculina o femenina, los niveles de ingreso son similares entre los grupos y ser miembro de una categoría u otra no necesariamente predice el éxito en el trabajo o la felicidad. "En el mundo real hay flujos y las personas reales son individuos, con personalidades y situaciones de trabajo complicadas. Sin embargo, los resultados que obtengas pueden ayudarte a descubrir qué tipo de circunstancias o personas son más desafiantes para ti", explica Kreamer.
Rabia, miedo, ansiedad
Según Anne Kreamer, intentar controlar las emociones en el trabajo hace perder mucho tiempo. Por esta razón, en su libro propone a los trabajadores seguir un poderoso consejo de Mary Prefontaine, presidenta y directora ejecutiva de ICAN (una compañía estadounidense que entrena a personas para ser líderes). La recomendación es que los empleados elaboren un "diario emocional" para documentar lo que sienten a lo largo del día y, posteriormente, utilizar los siguientes tips para manejar la rabia, el miedo y la ansiedad.
Rabia
- Cambia la perspectiva e imagínate que tu oponente tiene dos años de edad.
- Comparte tu rabia en un lugar que sea privado.
- Si accidentalmente explotas sobre alguien, ofrécele una disculpa genuina. Si te dice que se siente enojado, no te defiendas o justifiques. Sólo escúchalo/la y recibe sus palabras.
- Respira profundamente.
- Imagina lo que la otra persona está sintiendo.
- Nombra las emociones que sientes.
- Sigue adelante.
Miedo- Desarrolla una fuerte conciencia de lo que está ocurriendo a tu alrededor.
- Pide ayuda a los otros.
- Realiza una actividad personal que te ayude a sentirte mejor (por ejemplo, trabaja la confianza en ti mismo).
Ansiedad
- Medita.
- Da un paseo.
- Huele las rosas u observa algún objeto que te haga feliz.
- Pregúntate a ti mismo: "¿Qué es lo peor que puede ocurrir?".
- Redirecciona tu ansiedad hacia una acción concreta.
Fuente:El Mercurio.