Taquicardia, ahogo, angustia y una sensación de intenso temor es lo que siente alguien que sufre un episodio de este tipo. Las crisis de pánico aparecen sin previo aviso y paralizan por completo a la persona que la padece, sin embargo existen tratamientos que pueden solucionar este mal que hoy por hoy es más común de lo que creemos.
Las crisis de pánico son un tipo de trastorno de ansiedad y por lo general se trata de ataques repentinos de terror o angustia, donde la persona -comúnmente- piensa que va a morir. Esto va acompañado de síntomas físicos, como taquicardia, mareos, sudoración, ahogo, náuseas, adormecimiento de manos y sensación de peso en el pecho.
La máxima expresión de los síntomas se da durante los primeros 10 minutos. Luego de este periodo de tiempo, la intensidad de estos reflejos de ansiedad comienza a desaparecer.
Cuando estas crisis se presentan de forma recurrente e inesperada estamos en presencia de un trastorno de pánico, que es el miedo persistente a padecer una nueva crisis de este tipo.
Según expertos, con el paso de los años las consultas por estos trastornos han crecido. Sin embargo, no se sabe si es por un cambio en la modalidad de los diagnósticos o si es porque verdaderamente la población vive con más angustia.
¿POR QUE OCURREN?
Las crisis de pánico aparecen de forma repentina, pero están asociadas a capítulos específicos de la vida de la persona afectada o al estilo de vida que ha llevado. Asimismo, el consumo de drogas o estupefacientes podrían incidir en que una persona tenga ataques.
Respecto de las personas que son más proclives a tener episodios de este tipo, el psiquiatra de la Clínica Indisa, el doctor Eduardo Illanes cuenta que “no hay diferencias entre hombres y mujeres, pues (las crisis), como son motivadas por situaciones estresantes, por problemas de tipo físicos o episodios traumáticos, no se condicen con el sexo del individuo”.
Las personas que padecen estas crisis, no pueden predecir cuándo o dónde tendrán un ataque, por eso viven con un miedo constante a volver a tener un episodio de éstos. A raíz de esa “angustia”, la persona comienza a evitar lugares o situaciones en las que ha sufrido una crisis previa, lo que con el tiempo termina limitando su vida.
Según explica el especialista “muchas veces el trastorno de pánico también se da con rasgos de agorafobia, que es el temor a estar en lugares de donde es difícil poder escapar o salir y donde la ayuda es difícil de conseguir. Esto puede darse en un estadio, en un concierto hasta en un ascensor, y muy comúnmente en el metro”, indica Illanes.
TRATAMIENTOS PARA CONTROLAR LAS CRISIS
La angustia que provocan las crisis de pánico afecta totalmente la vida de una persona, por sobre todo sus actividades rutinarias y su vínculo familiar. Por eso es muy importante que la persona acuda a un especialista para seguir un tratamiento adecuado según el grado de su trastorno.
Por lo general el tratamiento que recomiendan los especialistas -luego de la evaluación médica para descartar que la crisis que la persona sufre no sea otra enfermedad o un ataque al corazón- consiste en una combinación de medicamentos (ansiolíticos) y psicoterapia, que en la mayoría de los casos da muy buenos resultados.
“El tratamiento farmacológico consiste en utilizar tranquilizantes y antidepresivos que son inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS). Por lo general el tranquilizante que se da es clonazepán”, explica el doctor Illanes.
POSIBLES EFECTOS SECUNDARIOS DE LOS FARMACOS
Illanes comenta que en la mayoría de los casos a los pacientes se les administran dosis bajas de fármacos por cerca de un año, por tanto, los efectos que éstos pueden dejar en la persona son menores. Sin embargo, “el aumento de la sedación, con compromiso de la memoria, disminución de los reflejos, insomnio, pérdida del apetito y del interés sexual, son algunas complicaciones que se pueden dar, pero son poco frecuentes”, indica el psiquiatra.
Junto a esto, es imprescindible que el paciente siga un tratamiento de psicoterapia de orientación cognitivo-conductual para aprender a reconocer los síntomas y aprender a neutralizarlos. Entre ellos se encuentran:
-Temor intenso
-Sensación de ahogo
-Palpitaciones y pulso acelerado
-Temblores y escalofríos
-Sudoración
-Mareos y náuseas
-Sensación de desmayo o debilidad
Fuente:La Tercera