Explicarlo, en cierta forma es caminar en un intrincado laberinto de las motivaciones de un Ministerio de Salud Pública pregonando su contról absoluto de la cuasi epidemia que cual aparecido indeseable se invita a sí mismo a disfrutar de los apacibles almuerzos pueblerinos, trastornando esos mágicos momentos en una sesión imprevista de tortura china o por otra parte rebuscar en los clásicos textos de Economía Política de Nikitín ,los Conceptos Elementales del Materialismo Histórico de Marta Harnecker para intentar resolver la incógnita sobre la tozudez del Colegio Médico Dominicano en emplearse a fondo para repetir hasta la necedad que los infectados por cólera no son tres sino cuatro ,en vez de centrar esfuerzos en educar a sus colegiados y a la población acerca de la mejor forma para enfrentarlo, restándose los médicos, motus proprio , la necesaria simpatía popular.
Lo cierto es que el cólera en estos tiempos , conserva mucho de la intríngulis originaria de la novela manufacturada por el maestro Gabriel García Márquez , especialmente en lo atinante al amor y al desamor como fuerzas cuya unidad de contrarios motoriza e hilvana el transcurrir de Fermina Daza,Florentino Ariza y el médico Juvenal Urbino.
Dr Bautista Rojas, Ministro de Salud Dominicano
Haití recibe una muestra de amor solidario por parte de los soldados Nepalies ,quienes bajo mandato de las Naciones Unidas (ONU) acudieron a brindar apoyo a una Nación en desventura permanente. Por desgracia del destino , con esa muestra de amor llega también el cólera que rápidamente infecta mas de 400 mil de los cuales 5 mil han fallecido y la cifra sigue aumentado.
La República Dominicana ,sus habitantes ,reeditando sus acciones solidarias ante el terremoto del 12 de enero de 2010,abre de par en par su corazón amoroso al mismo tiempo que sus fronteras y el cólera ni tonto ni perezozo, se aprovecha de la situación para enquistarse con su desamor repentino e iniciar su ataque sístemático en los flancos débiles de la Nación dominicana, los pobres .
Dr Senén Caba,Presidente del Colegio Médico Dominicano.
El cólera y su desamor ntrínseco hacia los humildes se expande mientras los dominicanos buscan con la linterna de Diógenes de Sinope a un Juvenal Urbino, médico abnegado cuyo amor inicial hacia Fermina Daza fue inversamente proporcional a su persistencia y fidelidad al juramento hipocrático. Mucho menos contamos con un Florentino Ariza ,dispuesto a sacrificarse y asumir los riesgos necesarios para materializar el sueño de demostrar la eternidad y posibilidad del amor.
Los humildes dominicanos y haitianos no cuentan con Chapulín Colorado.
Y desdichadamente la historia al parecer no tendrá el episodio culminante de felicidad renovada entre Fermina y Florentino, navegando amorosos en el rio Magdalena.El amor en los tiempos de este cólera tiene un componente trágico y letal.