CAMPANAZOS

viernes, 8 de marzo de 2013

LO AMARGO DEL CHOCOLATE

Cacao con sabor a injusticia




Arti trabaja desde 2008 en la fábrica de procesamiento de cacao de Makassar (Indonesia). No tiene contrato, solo trabaja cuando la factoría la necesita. Tampoco tiene derecho a Seguridad Social. Su sueldo es inferior al salario mínimo, 50.500 rupias al día (5,25 dólares), que no le permiten cubrir sus gastos. Se queja del maltrato de su supervisor, del que recibe habitualmente insultos como “animal”. Parte de estas condiciones se deben al hecho de que Arti es una mujer. “Nunca me quejo, lo asumo, porque me da miedo que me despidan”, dice.

Munir también trabaja en una fábrica de Makassar. La tasa de mujeres en su empresa es del 0%. Los 34 trabajadores son varones desde hace algunos años. La causa: ellas se atrevieron a pedir un aumento de sueldo, medidas de protección o el descanso por menstruación. Esta medida permite descansar a las mujeres dos días al mes a las mujeres que realizan trabajos físicos muy fuertes y con jornadas laborales muy extensas, porque muchas de ellas tienen anemia y la menstruación las hace más vulnerables.

Intermon Oxfam, que ha recopilado estos testimonios, está denunciando hoy, el Día Internacional de la Mujer, que las tres grandes empresas que copan el 40% del comercio mundial del cacao: Mars, Mondelez y Nestlé, permiten estas prácticas en la base de la cadena de producción. Ellas cobran menos, están expuestas al maltrato y el acoso y no tienen forma de denunciarlo.

Aunque las empresas no contratan directamente a estas mujeres, si pueden hacer muchas cosas para cambiar su situación, reclama la ONG. Intermon ha estudiado la industria del cacao en Indonesia, Brasil, Nigeria y Costa de Marfil y concluyen que estas empresas deben revisar sus políticas de sostenibilidad dirigiéndolas también a la mujer.

Estas tres empresas producen algunas de las chocolatinas más populares como Mars, M&M, Snickers, Twix, Maltesers, Mondelez, Milka, Suchard, Toblerone, Daim, Ritter, KitKat, Milkybar, Crunch, Smarties. A pesar de que las ventas de estas marcas aumentan, los beneficios no repercuten en los 5,5 millones de agricultores que producen el 90% del cacao que se comercializa.

La solución está al alcance de la mano. La costamarfileña Olga Rosine Adou, de 38 años y productora de cacao, fundó una cooperativa en Agboville. Comenzó en 2010 con 100 miembros y hoy son 300, muchas de ellas mujeres, incluso en puestos directivos. Ella tiene claro lo que las grandes empresas pueden hacer: “Queremos formación, equipamiento, que nuestras condiciones mejoren. Queremos que los hombres entiendan que somos capaces de hacer lo mismo que ellos. Y creo que si existe presión internacional las cosas empezarán a cambiar”, ha declarado a la ONG.

Intermon Oxfam ha organizado actos frente a las oficinas centrales y puntos de venta de estas empresas para exigirles soluciones igualitarias. En España, la cantante Sole Giménez se ha dejado embadurnar de chocolate para denunciar que este producto puede ser amargo para miles de mujeres. También una veintena de tiendas de Intermón Oxfam por toda España invitarán a degustar chocolate de comercio justo.

Fuente:El País

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