El
nacimiento del bebé o la lluvia se vinculan en ocasiones a la posición de la
Luna.
Está presente simbólicamente en todas las
culturas la creencia de que
la Luna afecta a nuestro comportamiento, altera nuestros estados de
ánimo… la sensación de que estamos completamente a su merced es un sentimiento
que viene de atrás y está fuertemente arraigado en el imaginario colectivo.
«Eres un lunático», una frase poco amistosa con la que, según la RAE, nos
referimos a alguien «que padece locura, no continua, sino por intervalos»,
intervalos que nos recuerdan a las fases lunares.
La palabra «luna» viene del latín y su
raíz, «leuk», es de origen indoeuropeo y está presente por ejemplo en el griego:
«leukós» (blanco brillante). Siempre ha sido un foco en la noche, en ocasiones
el único, y prácticamente todas las culturas que en la actualidad el hombre es
capaz de recordar han decidido otorgarle la categoría de deidad con la
consiguiente responsabilidad sobre el ser humano, los animales y la indomable
naturaleza del planeta Tierra.
La Luna, cuyos ciclos duran 28 días al igual que el periodo
menstrual de las mujeres, ha estado siempre vinculada con el sexo
femenino y multitud de culturas la adoraban durante los cultos a la fertilidad
en la antigüedad. Se cree que esos 28 días de transformación han sido claves
para dicha vinculación y, además, se le asigna un componente oscuro o
antagonista al sol.
Influencia en el parto
Ix Chel, la «Dama Arcoíris», fue la diosa de laLuna en la mitología maya. Era adorada
como protectora de tejedores y, como no, de mujeres en parto. Y es que a la
Luna, incluso hoy día, se le atribuye el
don de la fertilidad. Esta creencia ha sobrevivido al tiempo y a las
diferencias culturales y en la actualidad se sigue pensando de manera dogmática
en sus efectos sobre las embarazadas.
Sin embargo, nos encontramos aquí con el primero de los mitos, pues
en multitud de ocasiones numerosos médicos y científicos han
A la Luna se le atribuye hoy día el don de la fertilidad
estudiado estos supuestos arraigados en el
pensamiento colectivo no encontrando coincidencias. Por ejemplo, algunos científicos de la Universidad de Castilla-La Mancha en
nuestro país, elaboraron un estudio sobre la relación entre el número de niños
nacidos y los ciclos lunares que no
daba pie a las creencias sobre los influjos de la Luna en los
partos.
Francisco García Alcaraz, profesor de Enfermería de dicha universidad
y uno de los autores de la investigación, dijo que tras analizar todo los partos
en el hospital de Albacete, no se había encontrado ninguna relación
entre estos y las fases lunares. No obstante, y debido a la gran cantidad
de culturas que le atribuían a la Luna estos poderes supra terrenales, lo
difícil en la actualidad sería creer que la luna es un mero satélite que no
influye para nada en lo más profundo de nuestro ser humano.
La marea
Las mareas son un efecto de la fuerza de atracción que ejerce la luna
sobre la Tierra. Debido al movimiento de traslación de la Tierra se genera una
fuerza centrífuga, que ocasiona que las cosas tiendan a irse hacia fuera.
Además, como la Luna gira alrededor de la Tierra, esta ejerce una atracción
sobre el océano y al combinar estas fuerzas (centrífuga y de atracción) el nivel
del agua sube y se producen las mareas.
Que la
Luna es capaz de influir sobre las mareas es un hecho científicamente
comprobado.
El clima
La Luna es muy importante debido a que ayuda a mantener el eje de
la tierra en su posición, si esta desapareciera la Tierra no .
Sin la Luna, la vida en la Tierra sería prácticamente imposible
tendría un eje fijo sobre el cual moverse y por lo
tanto los polos podrían quedar mirando directamente al Sol o todo lo contrario,
permaneciendo eternamente en la sombra. Esto daría pie a lugares muy calientes y
otros muy fríos provocando que la noche y el día fueran eternos
en algunos puntos de la Tierra y la vida fuese casi
imposible.
Más allá de esto, el folklore popular ha posicionado a la Luna como
un instrumento milimétrico de precisión meteorológica. «Va a llover porque la
Luna está cogiendo agua», decían nuestros abuelos. Sin embargo estas
predicciones no son contrastables. La gravitación de la Luna (que produce la
«marea atmosférica») si que lo es, aun así, el efecto es muy pequeño.
En definitiva podríamos decir que la Luna no tiene ningún efecto sobre el tiempo y el que tiene
sobre la presión atmosférica es mínimo.
Creencias populares
Opuesta al sol y algo siniestra, muchas culturas
han relacionado la luna con aquelarres y bestias antropomorfas. Con
respecto a esto último, se piensa que en función de la fase que esté la luna nos
crecerá más rápido el pelo, al igual que en otras fases se nos caerá más. De ahí
(en parte) el mito del hombre lobo y su transformación capilar. Se dice de
la Luna llena que provoca euforia y alegría, de la Luna menguante que es un tiempo de depuración y limpieza, de
la Luna nueva que es momento de inestabilidad e incertidumbre y
de la Luna creciente que da lugar al crecimiento y ascenso.
La Luna ha condicionado durante generaciones los quehaceres del ser
humano. Desde podar una planta hasta quedar embarazada, las creencias de
nuestros antepasados han conseguido sobrevivir a los años para ahora convivir
con la ciencia.
Fuente:ABC
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